Domingo del Estudiante Metodista Unido
Aunque las razones detrás de esta crisis son complejas, nuestros jóvenes no estudian porque tienen que trabajar para ayudar a sus familias, sus padres no pueden darle el apoyo debido, hay un desconocimiento de la existencia de recursos y oportunidades disponibles o son mal orientados por los consejeros escolares. Con todo y ello, no debemos desanimarnos. Debemos seguir luchando desde el púlpito, participando en organizaciones comunitarias y oponiéndonos a legislación que intenten mantener a los inmigrantes en ignorancia.
La educación ha ocupado un lugar de honor en la historia de la Iglesia Metodista Unida. El adiestramiento y la formación de todos los miembros de la sociedad han sido tanto un deber como un privilegio que debe estar al alcance de todos, especialmente de los pobres. Por eso hoy día contamos con múltiples recursos para nuestra superación académica. Tenemos más de cien universidades y trece seminarios. También existen becas para hispanos y minorías étnicas. ¿Cómo, pues, no aprovechar todo esto? Si la educación es uno de los mecanismos más efectivos para reducir los embates de la pobreza y contrarrestar la marginalización social, la educación debe ser una prioridad del ministerio de la Iglesia Metodista Unida.
El último domingo del mes de noviembre cada año, se presta para reflexionar sobre la problemática de la educación universitaria en la comunidad hispana, las posibilidades a nuestro alcance y lo que debemos hacer para que nuestro pueblo se eduque. La fe cristiana y el conocimiento no se excluyen mutuamente. Aprender puede y debe ser parte de nuestra espiritualidad.
Sugerencias litúrgicas.
En este domingo debe hacerse hincapié en la educación universitaria. Todo el culto podra estructurarse de acuerdo al lema "¡Atrévete a soñar!" ("Dare to Dream!") Teniendo como punto de partida el poema que más adelante presento, el sermón debe aludir a la realidad educativa de los hispanos y lo que debemos hacer para vencer algunos de los desafíos. "El sueño americano" debe estar al alcance de los jóvenes latinos. No debemos olvidar que los grandes personajes de la Biblia y de la historia de la iglesia fueron personas muy educadas. Para clausurar el culto, sería aconsejable recolectar una ofrenda para apoyar a la Iglesia Metodista Unida en su ministerio educativo, y hacer una oración de consagración por quienes decidan ir a la universidad y apoyar a sus hijos a lograr esta meta.
Llamado a la adoración. El liturgista puede utilizar el siguiente poema para invitar a la adoración. Tomando en cuenta un caso de la vida real, escribí el mismo desde la perspectiva de una joven mexicana para animar a nuestra juventud a prepararse académicamente:
A esta tierra del sur hace unos años vine sin saber.
Dentro del seguro vientre de mi pobre madre viajé.
La vigilada frontera de madrugada a pie cruzamos.
Procurando una vida mejor pues no hubo opción.
Por darnos todo lo mejor mami trabajó desvelada.
Y como burra de carga soltera por nosotros luchó.
En un pestañear de niña pasé a ser joven mujer.
Hoy soy lo que soy por su cariño, visión y tesón.
Creo en Dios, aprecio y respeto a mis semejantes.
Hablo dos lindos idiomas de mellizas culturas.
Soy estudiante brillante, en el pueblo voluntaria.
Cuido a mis hermanos y trabajo a tiempo completo.
Y a pesar de las barreras, prosigo hacia mi meta.
Ir a la universidad para ser educadora y mentora.
A niños servir y amar, mi latina forma de pagar.
Ese es mi sueño, el tuyo y el de tantos otros.
Oración
De la ilustración en rezo Rabino de Galilea, Farol, Erudición, Presea:
El atraso y la barbarie son hijos de nadie.
La cultura y los estudios guarecen de diluvios.
Instrucción, nuestro boleto hacia la liberación.
Honra a la Providencia, la verdadera ciencia.Que tu conocimiento y sabiduría nos formen.
Y a las obras de las tinieblas hoy deformen.
Espiritualidad, moral y luces, nuestra heredad.
Saber más para servir mejor, teoría en acción.Ayúdanos a discernir, aprender hasta más no poder.
Sácanos de esta ignorancia y sana el alma rancia.
Abre camino a pesar de todos nuestros desatinos.
Y al nosotros triunfar, recibe la gloria eternal.
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