El Culto de Sanidad

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El tema de la sanidad despierta interés y controversia en nuestras iglesias. La necesidad humana de recibir sanidad hace que sintamos interés. El enfoque que se ha dado al tema en ciertos grupos cristianos ha creado la controversia. Los Evangelios y el libro de los Hechos de los Apóstoles narran, sin embargo, un buen número de milagros de sanidad. Podemos deducir por estos relatos que la práctica de orar por los enfermos y esperar que recibieran sanidad era común en los primeros siglos de la iglesia cristiana. Por los relatos bíblicos sabemos que la sanidad ocurría usando diversos métodos. A veces Jesús tocaba a los enfermos (Marcos 1:30, 40-42; 7:32; Mateo 20:30). En otras ocasiones, él sencillamente le indicaba a la persona que llevara a cabo un acto, después del cual quedaba sanada (Lucas 5:18; 6:6).

Sabemos también que la práctica de ungir con aceite a los enfermos era común (Santiago 5:14). El aceite de oliva se consideraba una medicina que, combinada con la oración de fe, tenía poder sanador. Poco a poco se fue perdiendo la expectativa de sanidad. La unción con aceite comenzó a verse como parte de la preparación para la muerte, en vez de como parte de la sanidad. Sólo recientemente se ha comenzado a recuperar el significado de esta práctica en las iglesias llamadas históricas.

La Iglesia Metodista Unida, al incluir un culto de sanidad en el himnario y entre sus órdenes de culto, está afirmando que la sanidad no es un tema de una denominación particular, sino parte de nuestra herencia cristiana. La palabra griega sozo, que se traduce en nuestras Biblias como ‹‹salvación›› generalmente, significa en griego ‹‹salvación, sanidad, plenitud›› (Mateo 9:20-22). Dicha sanidad es, por tanto, sanidad física, pero también sanidad espiritual, emocional y de nuestras relaciones. El orden del culto que aparece en Mil Voces Para Celebrar refleja una tradición teológica definida. Aunque podemos orar por los enfermos en cualquier lugar y situación, el tener un culto en la iglesia afirma que, como pueblo cristiano, somos llamados a ser una comunidad sanadora. Como metodistas, no creemos que sea necesario que haya una persona con don especial de sanidad para celebrar un culto de sanidad. Toda sanidad proviene de Dios, no del poder humano. Es Dios quien concede dones y reparte bendiciones a su iglesia.

Ligada a dicha idea, creemos que Dios nos ha dado unos medios de gracia. Entre estos se encuentra la Santa Comunión la cual es un medio de sanidad. Se recomienda como parte del culto de sanidad para que recordemos que el poder viene de Dios y no de nosotros. El uso del aceite es también un símbolo. El poder no está en el aceite, sino en un Dios que quiere sanar toda nuestra vida. Debido a las diferentes interpretaciones sobre este tema, antes de comenzar a celebrar un culto de sanidad, es conveniente tener estudios bíblicos y sermones. Dos recursos útiles son: Una Aventura en Sanidad y Plenitud, y La vida de devoción en la tradición wesleyana (El Aposento Alto). Brinde a la congregación la oportunidad de aclarar dudas y de conocer la perspectiva metodista sobre la sanidad. El diálogo evita que usemos modelos tomados de la televisión o que son incompatibles con las doctrinas de nuestra iglesia. El culto de sanidad puede ayudar a los miembros de la congregación en sus necesidades personales, pero también puede ser un instrumento de sanidad de la iglesia en su totalidad.

La Dra. Carmen M. Gaud es miembro clerical de la Iglesia Metodista Autónoma Afiliada de Puerto Rico. En 1986 comenzó a trabajar como editora de recursos en español de la Casa Metodista Unida de Publicaciones, Nashville, TN. Desde 1995 trabaja como editora de la guía devocional El Aposento Alto, Junta General de Discipulado, Nashville, TN.

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