Regocijaos en la Adoración - El ministerio del acólito

Al comienzo de la iglesia, los primeros cristianos adoraban en las sinagogas, pero también decidieron reunirse el primer día de la semana para cumplir con el mandato del Señor de que se reunieran alrededor de la mesa, y participaran de una comida en memoria de él. Con el tiempo, esa reunión evolucionó hasta convertirse en el culto principal de los cristianos. A través de todas sus etapas, este culto siempre ha sido una experiencia de participación activa por parte de la congregación. Expresado de otra manera, el oficio de adoración no es algo en el que actúan sólo los oficiantes, sino uno en el que toda la congregación participa. Idealmente, no debe haber espectadores.

¿Qué son los acólitos y en qué consiste este ministerio?

Los acólitos son los miembros de la congregación que ayudan al mejor desarrollo del culto: como ejemplos de adoradores, como guías de la congregación, como medios para que los líderes de la iglesia puedan realizar sus funciones con más eficiencia. Los acólitos toman parte en todas las fases del culto público. Generalmente, son los que entran en procesión al principio del culto portando banderas, encendedores de velas, incensarios u otros instrumentos del culto. Al concluir el culto, apagan las velas y salen en procesión del santuario. En fin, son líderes en la adoración.

Su labor es un ministerio tan importante como la de los lectores, los miembros del coro, instrumentistas musicales. El programa es también importante porque le da oportunidad a niños y jóvenes a iniciarse en la obra de la iglesia. Esto les ayuda en su autoestima y en su desarrollo espiritual. Su servicio es también una oportunidad para que el pastor o pastora pueda establecer una más estrecha relación con ellos.

Los acólitos deberán vestir ropa apropiada — en muchos casos una toga. Se puede usar un cordón o un cinto en la cintura. Los colores cambiarán de acuerdo al año litúrgico cristiano.

¿Cómo se puede establecer un programa de acólitos?

Es recomendable una visita pastoral a los jóvenes y niños en la Escuela Dominical para conversar con ellos y solicitar voluntarios para el programa. Los maestros también pueden ayudar en la selección. Requisitos para la selección de acólitos deben ser: asistencia regular a los cultos, ensayos y comportamiento aceptable. Si es posible, el pastor o pastora debe hacerse cargo de dicho programa, ya que así se puede relacionar mejor con los niños y jóvenes. Una vez iniciado el programa, solamente bastaría con mantener a la congregación informada del mismo en forma regular. El programa se podrá poner en las manos de algún laico, pero es vital que el pastor o pastora mantenga relación estrecha con los que le ayudarán en el culto. Es bueno reconocer la labor de los acólitos: celebrando una ceremonia de instalación de nuevos acólitos, entregando certificados, premios de reconocimiento, etc.

La iglesia que establezca un buen programa de acólitos descubrirá con el paso del tiempo que no sólo estará rindiendo un mejor servicio a su congregación, sino que estará preparando las bases para que los que ahora sirven como acólitos tengan una relación más estrecha con su iglesia cuando sean adultos. En sus vidas quedarán memorias gratas de su niñez.