Preparad el camino del Señor

La temporada de cuaresma, si tratamos de cumplirla tal como su significado requiere, nos obliga a vivir de una manera diferente a lo que nuestra naturaleza humana prefiere. La cuaresma es período de arrepentimiento y conversión, es tiempo para examinar nuestra vida y recordar la gracia de Dios que se manifestó en la vida y la muerte de nuestro Señor Jesucristo.

Como humanos, preferimos la comodidad y el darnos gusto. Después de todo, nos decimos, no somos personas malas o que le hagamos daño a nadie. También podemos pensar que ya hemos creído en Jesucristo y que el amor de Dios ha limpiado nuestras culpas, por lo tanto no se necesita hacer nada más en la vida cristiana, excepto ir a la iglesia y participar en sus actividades.

Sin embargo, la temporada de cuaresma incluyó en sus inicios la semana en que se recordaban los últimos días de Jesús así como el período preparatorio para el bautismo. Era un tiempo en que las personas adultas que iban a ser bautizadas tenían oportunidad de reflexionar sobre su vida pasada y prepararse para su vida nueva en la fe de Jesucristo.

Debido a esas raíces antiguas, éste es un buen tiempo para recordar nuestro bautismo, y considerar que la vida cristiana apenas comienza con el bautismo, pues es un proceso en que somos transformados a imagen de Cristo por medio de su Espíritu.

Cada vez que entramos a esta época del año debemos recordar que Dios nos extiende una invitación - la invitación a evaluar nuestra vida, a comprometernos de nuevo con el seguimiento de Jesucristo y a mantener una apertura a la obra del Espíritu Santo en nuestra vida.