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Tercer Domingo de Adviento: De Vuelta a Casa

¡Recursos para la iglesia durante el Adviento, Navidad y Epifanía!

Encarnado en todo: Explorando la encarnación en mundo natural y sus efectos en el medio ambiente tiene el propósito de proveer al liderato de la iglesia local ideas para el sermón y liturgia y mensaje para los niños/niñas para cada domingo de Adviento, Víspera de Navidad y Día de Reyes. También estarán disponibles liturgias para la Corona de Adviento. El contenido de esta serie –Encarnado en todo– es el resultado de horas de conversación, estudio de las Escrituras, oración, inspiración de:

  • Revda. Lydia E. Muñoz, Primer Domingo de Adviento: “Señales”
  • Revda. Rossana Panizo-Valladares, Segundo Domingo de Adviento: “Una tierra sin males”
  • Pastora Teresita Matos-Post, Tercer Domingo de Adviento: “De vuelta a casa”
  • Revda. Lyssette N. Pérez, Cuarto Domingo de Adviento: “El amor de Dios se encarna en todo”
  • Revdo. Federico A. Apecena: La Navidad
  • Revda. Raquel Feagins, Día de Reyes (recurso bilingüe)

Este liderato es reconocido por sus trabajo ministerial, enseñanzas, pasión y compromiso con la Iglesia Metodista Unida latina en EE. UU., y más allá de las fronteras territoriales y denominaciones, étnicas y raciales. Esta serie de recursos litúrgicos y de adoración fueron financiados por el Plan Nacional para el Ministerio Hispano/Latino.


Por Teresita Matos-Post

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LECTURAS

  • Sofonías 3:14-20
  • Isaias 12:2-6
  • Filipenses 4:4-7
  • Lucas 3:7-18

LLAMADO A LA ADORACIÓN

Líder: ¡Canten, den voces de júbilo, unides todos los que se gozan y regocijan de todo corazón! (Sofonías 3:14)

Pueblo: Porque fuimos peregrinxs y extranjerxs; nuestros pies marchando sobre arena, piedras, y caminos difíciles; la jornada nos trajo a casa.

L: ¡Canten salmos a Jehová, aclamemos Su nombre, regocíjense y canten, celebren en los pueblos todas sus obras! (Isaías 12:2-6)

P: Porque navegamos mares y nos sumergimos en las aguas de los ríos, y cruzamos valles cubiertos de huesos secos, pero Dios en su misericordia nos trajo a casa.

L: Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses 4:4)

P: Nos alegramos en la amabilidad de nuestro Dios; quien sana nuestras heridas, hace brotar agua de la fuente, reparte el fruto de los árboles, nos cobija bajo sus alas, y nos trae con bien a casa.

Todes: ¡Cantamos con regocijo! Nuestra canción es Dios, Quien es Salvación.

ORACIÓN DE CONFESIÓN

Fuente de Vida, cantamos para que el mundo sepa de tus maravillas. Que sin tomar en cuenta nuestro egoísmo, Dios Justo tú nos has mostrado tu bondad. Confesamos que por temor tomamos más de los que necesitamos, que por desconfianza, desperdiciamos más de lo que compartimos. Te damos gracias por mostrarnos nuestro error. Espíritu Santo gracias por inspirarnos a hacer el bien por la Vida en esta tierra que es nuestro presente hogar. Te pedimos Madre de Todo que en todo lugar nos muestres las áreas donde podemos hacer más, para que podamos ser partícipes en crear un hogar donde todes podamos vivir en paz y prosperar. En el nombre de Aquél Quien nos llamó a las aguas. Amén.

ORACIÓN DEL DÍA

Si es posible, remueva los zapatos, y ponga sus pies descalzos sobre un suelo natural; la grama/hierba/zacate, arena, tierra, o agua. Cierre los ojos, inhala contando 5-4-3-2-1, exhale contando 5-4-3-2-1. Abra los ojos y mire a su alrededor: este es su hogar.

Suspirando complete esta oración:

«Dios de la Creación, gracias por…»
Repítalo por cada cosa que ve, escucha o siente.
Y cuando esté listo o lista termine con un «amén».

MENSAJE PARA NINOS: HOGAR DULCE HOGAR

Objetos:

  • Un cuadro o pintura de una casa o comunidad
  • Una placa que diga «HOGAR DULCE HOGAR» o «BIENVENIDOS»

No todos los hogares son perfectos, pero todos podemos hacer algo por hacerlos mejor. Dios creó el mundo para que pudiéramos vivir con satisfacción. Gracias a los árboles y a las plantas podemos satisfacer el hambre y comer; gracias a los ríos y manantiales podemos saciar nuestra sed, tomar agua y beber.

  • ¿Qué cosas a tu alrededor hacen de tu comunidad un hogar agradable para ti?
  • ¿Qué cosas a tu alrededor hacen difícil vivir en tu comunidad?
  • ¿Que cosas o personas de tu comunidad extrañarías si ya no estuvieran allí?
  • ¿De qué maneras podemos mejorar nuestra comunidad?
  • ¿Cómo podemos proteger lo que hace de nuestra comunidad un lugar dulce donde vivir?

*Si la comunidad de los niños está compuesta de inmigrantes de 1a, 2a, 3a, etc., generaciones también sería interesante que reflexionara en las cosas que han escuchado de sus padres/madres y abuelos/abuelas que recuerdan con gozo de sus países de origen. Muchas veces en las noticias solo se escuchan los aspectos negativos de otros países que no son los Estados Unidos. Estas imágenes negativas pueden producir en nuestras comunidades sentimientos de inferioridad o vergüenza. Es importante contrarrestar intencionalmente esos sentimientos negativos con todas las cosas positivas que hacen de nuestros países de origen un motivo de orgullo e identidad.

CANCIONES Y CÁNTICOS SUGERIDOS

«Salimos de aquí», por Fiel a la Vega - https://youtu.be/5Hqbg2qstIwå

«Alaba a Dios», por Danny Berríos - https://www.youtube.com/watch?v=r-5SZyal9eU

SEMILLAS PARA LA PREDICACIÓN

1. De vuelta a casa

Sofonías 3:14-20; Isaías 12:2-6; Lucas 3:7-18

Los que somos migrantes nos movemos por diferentes razones. Algunos tenemos el privilegio de desplazarnos por decisión propia, pero son más los que se ven forzados a dejar sus comunidades de origen. Las más recientes olas migratorias, llamados migrantes climáticos, son aquellos que se ven forzados a dejar sus países de origen repentinamente a causa de desastres naturales u otros cambios repentinos en sus entornos. Estos migrantes llevan consigo a penas lo que pueden cargar en sus espaldas, además de las traumáticas imágenes en sus mentes y fortísimas emociones en sus corazones a causa del desconsuelo, muertes, enfermedades, hambre, en fin, el mucho dolor que sus familias y vecinos han experimentado. El profeta Sofonías proclama a personas, como los migrantes climáticos: «… nunca más verás el mal» (Sofonías 3:15). Y: «… profetiza el bien de parte de Dios quien los reunirá y los traerá de regreso a casa» (v. 20).

Algo que tenemos los migrantes en común, ya sea que hayamos dejado nuestros países de origen voluntariamente o involuntariamente, es que siempre soñamos con regresar a casa. Es común que uno de nuestros últimos deseos antes de morir sea ser enterrados en nuestros países de origen. Soñamos con ser reconectados con la tierra que nos vio nacer, ya sea vivos o muertos. La promesa de Dios de reunirnos y llevarnos de regreso a nuestro hogar, entonces, no tiene precio; es un magnífico galardón. En nuestra tradición cristiana tendemos a pensar que ese único y magnífico hogar es el hogar celestial. Pero, ¿qué tal si también el sueño de Dios incluye que todes podamos nacer, crecer, vivir, y prosperar en paz en la tierra que nos vio nacer, junto aquellos quienes son nuestra comunidad? Esta noción nos invita a reflexionar más profundamente acerca de las causas por las cuales muchas personas se ven obligadas a desarraigarse y sufrir los desastres y retos que el desarraigo trae consigo. Y también nos llama al arrepentimiento de las maneras por medio de las cuales somos copartícipes de las acciones que producen esas causas.

Esta semana tres de las lecturas del Leccionario tienen algunas cosas en común: tiempos de desastre, caos, o escasez, la necesidad de confesar lo que hemos hecho mal, y el arrepentimiento o cambio que produce nuevas maneras de comportarnos que incluyen el cántico y expresiones de júbilo.

Primero, estas tres lecturas tienen en común que describen el contexto de una nación, pueblo, ciudad, comunidad o familia que han sobrevivido tiempos duros en el pasado, presente, o venideros. Sofonías los describe como el juicio de Jehová, prometiendo que nunca más verán el mal, y que en otras versiones lo traducen como: «tus ojos no verán más desastres»; Isaías habla de la salvación que viene de Jehová; y promete que «sacaremos con gozo aguas de las fuentes», sugiriendo una previa sequedad o escasez de agua; y en Lucas, mientras Juan bautiza en las aguas del Jordán a los nuevos creyentes, les recuerda su naturaleza previa: «generación de viboras», como personas que justificaban sus malos actos con su herencia religiosa. En ello vemos el contraste de antes y después: desastres, sequía, e injusticia versus renuevo, abundancia, y justicia.

Muchas de las personas que se ven obligadas a emigrar lo hacen por motivos de escasez económica, falta de acceso a los esenciales para vivir, como agua limpia, comida saludable, falta de trabajo, y albergue seguro. Por otra parte, sabemos que aunque en el mundo hay suficiente agua, comida, y recursos para todes, el pecado de la codicia por algunos que tienen más de lo que necesitan han limitado el acceso a recursos de vida a los más pobres.

Segundo, todas las lecturas hacen referencia a las actitudes y actos de la persona creyente ante la justicia de Dios. Respondemos a Sus bondades con cánticos: «Canta, Oh hija de Sión» (Sofonías 3:14); «Cantad a Jehová» (Isaías 12:4) y actos de justica «frutos dignos de arrepentimiento» (Lucas 3:8). Es por eso que al recordarnos de la promesa de Dios, quien nos reúne, y nos proporcionando un hogar terrenal en medio de la iglesia y nos promete llevarnos de regreso a casa, en este tercer Domingo de Adviento sería apropiado preparar un servicio de adoración que incluya cánticos de alabanza y momentos del llamado a la confesión.

Preguntas de reflexión

  • ¿Cuáles son los elementos que distinguen nuestra casa u hogar de cualquier otro lugar?
  • ¿Cuál es el motivo de la alabanza?
  • ¿Por cuáles cosas nos arrepentimos?

2. Juicio, Confesión, y Arrepentimiento

El profeta Sofonías comparte un mensaje de esperanza después de tomar la ardua tarea de describir la destrucción de Judea, su posible hogar. Sofonías comparte el mensaje de esperanza en el que Jehová «aparta» sus «juicios», echa fuera los enemigos (v. 15). Dios hará justicia y toda la tierra dará testimonio de lo que Dios ha hecho con su pueblo. La respuesta a esta justicia son cánticos de júbilo y regocijo.

El profeta Isaías comparte una visión similar, en el que el enojo de Dios se disipa y la respuesta es una vez más cantos de júbilo y alabanza que comparten «por toda la tierra» las grandes obras de Dios. De igual manera, el Evangelio de Lucas, Juan el Bautista, quien es la «voz que clama en el desierto» en medio de la escasez, representada en su entorno en el desierto, hace un llamado al arrepentimiento, trayendo aquellos que creen a las aguas del río Jordán. Sería fácil decir que es el enojo y juicio de Dios lo que produce los desastres y desgracias que sufren las personas alrededor del mundo. Sin embargo, es Juan el Bautista quien pone en contexto la responsabilidad sobre nosotros los seres humanos, a quienes califica como «generación de víboras». Asumir esa responsabilidad de que los daños al medio ambiente, comunidades y hogares familiares han sido producidos por nuestros actos, dan señal de arrepentimiento, dando entrada a las promesas del perdón y provisión que vienen de Dios. En este caso la alabanza o más bien el fruto de alabanza que se comparte por toda la tierra no son solo cánticos, sino evidencia de los frutos del Espíritu en los actos justos para con nuestros vecinos.

Preguntas de reflexión

  • ¿De qué maneras interpretamos o escuchamos interpretar el «juicio» y «enojo» de Dios cuando ocurren desastres naturales o políticos en nuestros países?
  • ¿Cuáles son aquellas cosas provistas por Dios en medio de nuestra escasez por las cuales podemos celebrar, adorar, y alabar a Dios?

3. Promesas: Reunidos una vez más

El mensaje de esperanza y sanidad es uno en el que la comunidad antes dividida, separada, dispersada, es reunida. El gozo es producto de estar una vez más juntos.

El consuelo es completo cuando estamos nuevamente reunidos en las aguas. Aunque cada cual puede leer este pasaje desde su localidad geográfica, y el contexto de la lectura está situado en las tierras de Israel, cada lector o lectora de este pasaje puede leerlo desde su localidad geográfica. Es posible que nos hayamos desplazado lejos de la tierra que nos vio nacer, o aún vivamos en el mismo pueblo, calle, o casa donde crecimos. Ambos profetas, tanto Sofonías como Isaías proclaman que las buenas nuevas de renuevo y esperanza son noticias para esparcirse por toda la tierra. Que donde quiera que estamos físicamente nos podemos regocijar cuando nuestros hermanos o hermanas alrededor del mundo pueden encontrarse, hacer un hogar, y pertenecer a una comunidad. Cuando a mediados del 2020 se reportaron alrededor de 281 millones de migrantes a nivel global (https://www.migrationdataportal.org/international-data?i=stock_abs_&t=2020) la mayoría de estos desplazamientos involuntarios fueron a causa de desastres naturales. Y aunque en nuestras culturas acostumbramos a llamarles «actos de Dios», ha llegado la hora en el que la Biblia y la ciencia concuerdan que la causa principal del impacto ambiental en nuestras vidas diarias son nuestros hábitos consumistas, comportamientos y actitudes acerca de los recursos naturales.

Somos ecosistema

Lucas 3: 7-18

La región del valle del río Jordán fue el contexto en el que Juan el Bautista y Jesús pasaron la mayor parte de su tiempo mientras laboraban en sus respectivos ministerios. Es decir, que esta región además de ser el lugar donde Juan bautizó a Jesús, fue también el hogar de ambos por mucho tiempo.

Esta región cuenta con una riqueza natural muy particular. Algunas áreas son áridas y muy secas y en otras partes irrigadas por las aguas del Jordán son muy verdes y fértiles. Históricamente, esta región ha provisto una ruta migratoria que ha servido para la preservación de las especies humanas y otros animales. No es entonces casualidad que en el capítulo 3 de Lucas, Juan el Bautista utiliza varias referencias a la tierra, los recursos naturales y la agricultura para llamar a los recién bautizados al cambio de comportamiento.

Una gran ola migratoria cruza las aguas del río Grande, en la frontera entre México y Nuevo México y Texas. Similar a la región del valle del río Jordán, el río Grande hilvana tanto tierras de cultivo como áreas desiertas, que también han provisto rutas migratorias a millones de personas en busca de justicia. Cada persona que pasa por las aguas del río Grande, se ve forzada a adaptarse a nuevas formas de ser y vivir entre diferentes pueblos, culturas, y lenguaje.

El sueño americano es para muchos la oportunidad de prosperar y tener una vida mejor para los suyos en este lado del río y los que quedaron atrás. No obstante, es también una jornada llena de sacrificios y gran dificultad. Para muchos migrantes, el sueño americano que prometió áreas verdes llenas de frutos, se revela en realidad como un amplio desierto donde no se sabe cuando encontrarán agua.


Preguntas de reflexión

  • ¿De qué manera puede la iglesia que ha logrado el «sueño americano» ser un oasis para aquellos quienes experimentan la experiencia migratoria como un lugar árido?
  • ¿Cómo podemos ser árboles que proporcionan sombra, frutos y agua?

Juan el Bautista describe al Cristo como un agricultor quien avienta el trigo en el aire para separar la paja del grano. Y quien luego quema la paja en un fuego que nunca se apaga (v.17). Este agricultor es uno quien viene en busca de una buena cosecha. Los creyentes podemos ser tierras áridas que no producen fruto o podemos ser árboles plantados a la orilla del río quienes producen muchos frutos.

Juan el Bautista sugiere que nosotros somos árboles, y que si no producimos frutos como la paja del trigo, seremos consumidos por el fuego. El producto de nuestros frutos están ligados directamente con aceptar nuestras responsabilidades y cambiar nuestro comportamiento.

Al leer este pasaje, es difícil no pensar en las imágenes de todos los árboles y hogares consumidos por los recientes fuegos en la parte oeste de los Estados Unidos y en otras partes del mundo. Y aunque muchos prefieren decir que estos fuegos son «actos de Dios» o causados por relámpagos, en realidad en los Estados Unidos, estudios reflejan que más del 80% de los fuegos han sido producidos por los seres humanos: fuegos iniciados intencionalmente, a causa de cigarrillos, hogueras sin pagar adecuadamente, u otros actos humanos.

(https://www.npr.org/sections/thetwo-way/2017/02/27/517100594/whats-the-leading-cause-of-wildfires-in-the-u-s-humans)

A veces, cuando enfrentamos asuntos tan grandes como estos, nos sentimos impotentes y abrumados sin saber qué hacer, y nos preguntamos al igual que los recién bautizados por Juan: ¿Qué podemos hacer? Juan ofrece una respuesta simple, local e individual: Comienza por ti. Comienza cambiando tú como te comportas. Juan sugirió que si tienes dos, comparte una (v. 11); no exijas más de los requerido o lo que necesitas (v. 13); no te aproveches y mientas para obtener más de lo que te toca (v.14).

Ciertamente muchos de los desastres ambientales que sufren nuestras comunidades tienen como raíz el pecado de nosotros los seres humanos; que insistimos en tratar de saciar el hambre que tenemos usurpando y explotando los recursos naturales. Si nuestra hambre por tener más no puede ser saciada, entonces la poda de árboles y la explotación de todos los recursos proporcionarán un ambiente seco y árido donde el fuego arde sin consumirse. Por otra parte, si más que obtener nos enfocamos en compartir, preservar y proteger, podemos ser esos árboles cuya red de raíces subterráneas proveen riego, y cuyas ramas ofrecen sombra y frutos.

SOBRE LA AUTORA

Teresita Matos Post

Teresita Matos-Post es una líder cristiana con 15 años de experiencia en el sector sin fines de lucro con pasión por los ministerios de justicia y misericordia. Actualmente se desempeña como Directora Ejecutiva en Beth-El Farmworker Ministry, una misión fundada y apoyada por Cumberland Presbyterians y la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.). La misión brinda ayuda a los trabajadores agrícolas migrantes y de temporada en el área de Wimauma, FL.

En 2014, se graduó de la Escuela Teológica Drew en Madison, Nueva Jersey, con una maestría en Divinidad. Allí presidió el Caucus Latinx / Hipanic. Además se desempeñó como poeta litúrgica en residencia (2013), encargada de la capilla y pastora de jóvenes en Green Village UMC.

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