Home Equipping Leaders Hispanic / Latino Cuarto Domingo de Adviento: El Amor de Dios se Encarna en Todo

Cuarto Domingo de Adviento: El Amor de Dios se Encarna en Todo

¡Recursos para la iglesia durante el Adviento, Navidad y Epifanía!

Encarnado en todo: Explorando la encarnación en mundo natural y sus efectos en el medio ambiente tiene el propósito de proveer al liderato de la iglesia local ideas para el sermón y liturgia y mensaje para los niños/niñas para cada domingo de Adviento, Víspera de Navidad y Día de Reyes. También estarán disponibles liturgias para la Corona de Adviento. El contenido de esta serie –Encarnado en todo– es el resultado de horas de conversación, estudio de las Escrituras, oración, inspiración de:

  • Revda. Lydia E. Muñoz, Primer Domingo de Adviento: “Señales”
  • Revda. Rossana Panizo-Valladares, Segundo Domingo de Adviento: “Una tierra sin males”
  • Pastora Teresita Matos-Post, Tercer Domingo de Adviento: “De vuelta a casa”
  • Revda. Lyssette N. Pérez, Cuarto Domingo de Adviento: “El amor de Dios se encarna en todo”
  • Revdo. Federico A. Apecena: La Navidad
  • Revda. Raquel Feagins, Día de Reyes (recurso bilingüe)

Este liderato es reconocido por sus trabajo ministerial, enseñanzas, pasión y compromiso con la Iglesia Metodista Unida latina en EE. UU., y más allá de las fronteras territoriales y denominaciones, étnicas y raciales. Esta serie de recursos litúrgicos y de adoración fueron financiados por el Plan Nacional para el Ministerio Hispano/Latino.


Por Lyssette N. Pérez

LECTURAS BÍBLICAS

  • Miqueas 5: 2-5a
  • Lucas 1: 46b-55 o Salmo 80: 1-7
  • Hebreos 10: 5-10
  • Lucas 1: 39-45, (46-55)

LLAMADO A LA ADORACIÓN

(Basado en Lucas 1:46b-55; para utilizarse como Salterio)

Que todo el pueblo cante con María y Elizabet, el Espíritu de Dios se encarnó en ellas y hoy se encarna en nuestro pueblo y en todo lo creado.

Nuestras almas alaban toda la grandeza de Dios. El cielo, la tierra, las nubes y las montañas se alegran al compás de la canción de María.

El espíritu del pueblo también se regocija.

Nuestro espíritu se regocija en el Dios de nuestra salvación.

Porque Dios ha puesto sus ojos en cada uno/una de nosotros...

Seamos humildes para que la bendición de Dios se encarne en nosotros/nosotras.

Nos llamarán bienaventurados/bienaventuradas...

Porque Dios ha hecho en nosotros grandes cosas. ¡Santo es su nombre!

Dios deshace los planes de los orgullosos/orgullosas, y derriba a los reyes de sus tronos.

Dios se encarna en la gente humilde, llena de bienes a los hambrientos y despide a los ricos con sus manos vacías.

Dios se encarna en el pueblo, y en toda la creación, con misericordia y bondad.

Así lo prometió a nuestras abuelas y bisabuelas, y así lo hará con nuestros hijos/hijas y nietos/nietas. Regocíjate. Aleluya. Amén

HIMNOS SUGERIDOS:

  • «Dios Familia», la letra y música por el Padre Julian Zini, https://www.youtube.com/watch?v=5vz9Q6jM-7M
  • «Toda la tierra», Himno #78, MVPC*
  • «Todos los días nace el Señor», Himno 119, MVPC*
  • «Jesucristo, esperanza del mundo», Himno 387, MVPC*, («Un poco después del presente»)

*Mil Voces para Celebrar, Himnario Metodista (MVPC)

ORACIÓN DE CONFESIÓN

Dios de amor, nos acercamos ante tu divina presencia con humildad y actitud reverente, por si de alguna forma u otra nos hemos alejado de tu gracia y amor. Al cerrar nuestros ojos, nos miramos por dentro para reflexionar en lo que hemos hecho bien o mal delante de tu presencia. Perdónanos, si hemos hecho mal, y danos fortaleza del cielo para ser y hacer el bien en todos los momentos de nuestra vida. Que tu amor se encarne en nosotros/nosotras y en todo lo creado, para que el universo se deleite en la belleza y la bondad de nuestro Creador. Por Jesús, quien nos mostró el mejor ejemplo de la encarnación del amor de Dios. Amén.

SERMÓN PARA LA NIÑEZ

(Basado en la Lectura del Evangelio)

Materiales: Dibujo o foto de casas encima de las montañas.

¿Cuántos de ustedes han tenido la oportunidad de ir al campo a una zona montañosa? (Dejar que los niños/niñas compartan sus experiencias.)

Cuando yo era niña, mi mamá y mi papá nos llevaban a mí y a mis hermanos a visitar a algunos familiares que vivían en la zona montañosa del centro de la isla de Puerto Rico. Recuerdo que nos divertíamos mucho en el viaje, porque la carretera estaba llena de curvas que bordeaban las montañas hasta llegar al tope, como estas casas que están en el dibujo/foto. (Mostrar el dibujo o foto de casas encima de la montaña que tenga disponibles.)

En estos viajes, no solo disfrutábamos de los paisajes, sino que cuando llegábamos a la casa de nuestros familiares, nos recibían con mucho amor y compatíamos lo que nos estaba pasando en nuestras vidas. En la lectura del Evangelio del día de hoy, vemos que María también fue a visitar a Elizabet, quien era un familiar que vivía en la montaña. En ese tiempo no había auto, ni tren, ni aviones. Así es que ella (María) probablemente fue a pie o fue transportada por animales.

¿Alguien sabe por qué María quería visitar a Elizabet? (Deje que los niños compartan sus ideas.)

María quería contarle a Elizabet que ella iba a tener un bebé que se iba a llamar Jesús. Elizabeth también iba a tener otro bebe que se iba a llamar Juan. Cuando María llegó a la casa de Elizabet ambas se alegraron, y hasta el bebito que estaba en la barriga de Elizabet se movió de la emoción.

Ese día, María cantó de alegría, porque ella había sido escogida para traer al mundo a Jesús. Valió la pena ir a la montaña a ver a Elizabet, y de paso, admirar todas las montañas en el camino. Así como yo me alegraba cuando iba a visitar a mis familiares en la cima de la montaña. Hoy también nosotros nos alegramos, porque es el domingo antes de Navidad, y pronto celebraremos el cumpleaños del niño Jesús.

SEMILLAS DE PREDICACIÓN: EL AMOR DE DIOS SE ENCARNA EN TODO

Miqueas 5:2-5a

Hebreos 10:5-10

Lucas 1: 39-45, (46-55)

Durante esta temporada de Adviento hemos intentado descubrir cómo Dios se encarna en toda la creación. En este Cuarto Domingo de Adviento hemos encendido la cuarta vela de la corona, que simboliza el “amor”. Al considerar los pasajes del Leccionario para este día, les invito a entrelazar las historias del Antiguo y Nuevo Testamentos para experimentar de cerca cómo el amor de Dios se encarna en todos los elementos de las historias.

EL EVANGELIO

¿Cuántas veces hemos leído la conocida historia de la visita de María a su pariente Elizabet, y no hemos prestado atención a la geografía desde donde se cuenta la historia? En Lucas 1:39-40 se relata que María partió de prisa a la región montañosa de Judea, y entró a la casa de Zacarías para saludar a Elizabet (o a Isabel, como dicen otras versiones de la Biblia). María deseaba compartir con Elizabet la noticia de que ella había sido visitada por el ángel Gabriel. Según las palabras del ángel, el Espíritu de Dios vendría sobre de ella – o se encarnaría en ella – y concebiría a un niño que habría de llamarse Jesús. (Lucas 1:35)

¿Por qué María partió a toda prisa? Probablemente, para confirmar un detalle que el ángel Gabriel le había dicho a ella: «tu parienta Elizabet, en su vejez, también ha concebido un hijo; ya es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril». (La Biblia de las Américas, Lucas 1:36).

He aquí dos mujeres embrazadas –una de edad avanzada y la otra joven– al encontrarse se encarna el amor de Dios entre ellas y en las crías que llevan en su vientre. Dios se encarna en medio de la conversación entre ellas, a pesar de sus incertidumbres, desafíos y expectativas. Y entre medio de una encrucijada de sentimientos, ese amor de Dios encarnado produce gozo, ritmo, «canto y profecía, casi, casi un “chamamé»,, como dice el primer verso del cántico Dios Familia, escrito por el Padre Julián Zini:

DIOS FAMILIA

Cada vez que nos juntamos, siempre vuelve a suceder
lo que le pasó a María y a su prima la Isabel:
ni bien se reconocieron, se abrazaron, y su fe
se hizo canto y profecía, casi, casi un chamamé.

(Nota: El chamamé es una manifestación cultural que comprende un estilo de
música y danza propios de la provincia de Corrientes y nordeste argentine.)

Pero el amor de Dios no solo se encarna en estas dos mujeres embrazadas y en sus crías, también se encarna en todo lo que está alrededor de ellas, dentro y fuera de esa casa que estaba localizada en la región montañosa de Judea. Te invito a imaginar las montañas en donde se encontraba el hogar de Elizabet y Zacarías. En el primer capítulo del Evangelio de Lucas se hace mención de la zona montañosa no solo en el verso 39, sino también en el verso 65, después que nace Juan, el bebé de Elizabet y Zacarías.

Algunos datos sobre la región nos ayudan a entender el camino que recorrió María para visitar a Elizabet estando recién embarazada. María vivía en Nazaret, que queda al norte de Israel, a lo largo de las colinas de Galilea con vista al valle. Elizabet y Zacarías vivían en el centro del país, la región montañosa de Judá. Los evangelios no especifican el lugar exacto en donde vivían Elizabet y Zacarías, pero los eruditos estiman que ellos vivían en Ain Karin (también conocido como Eim Karem) que quedaba en las afueras de Jerusalén.

Para tener una idea de la distancia que María recorrió para visitar a su parienta, se estima que la distancia entre Nazaret y a Ain Karin era de alrededor de unas 100 millas, y para cruzar de una región a otra, tomaba alrededor de 32 horas ininterrumpidas de caminata. La región montañosa del sur de Israel estaba bordeada por el valle del río Jordán al este y la llanura costera del Mediterráneo al oeste. Es probable que la travesía tomada por María para llegar a la casa de Elizabet era bordeando el río Jordán con una buena vista de las montañas de la región. No sabemos si María hizo todo este trayecto caminando, o si utilizó animales o alguna otra forma de transporte. Tampoco sabemos si hizo paradas o acampó durante el camino, porque se menciona que iba de prisa. Pero estos detalles ponen en perspectiva el medio ambiente de esta historia y quisiera invitarles a ver cómo el amor de Dios también se encarna en esa travesía rodeada de montañas.

¿Por qué considerar que el amor de Dios se encarna en las montañas? Cuando nos referimos a las montañas, generalmente las conectamos con lo divino. Las montañas se podrían distinguir como la conexión en donde la tierra se une con el cielo. A través de las historias de Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, y otros personajes del Antiguo Testamento, vemos el rol que tienen las montañas como punto de encuentro entre los seres humanos y Dios. Para el pueblo de Israel, las montañas eran percibidas como la morada en donde Dios habitaba.

Considero que subir hasta la cima de una montaña, es una de las prácticas espirituales más especiales que he experimentado en mi vida. Cuando subimos al tope de una montaña, podemos percibir la magnitud de la creación de Dios y desde las alturas una se siente más cerca del cielo, y puede ver todo desde una perspectiva más amplia. Al admirar la creación de Dios, Dios se hace presente, o se encarna, en todo lo que se ve desde lo alto. De la misma manera, cuando vemos las montañas desde un valle también podemos ver la inmensidad de la creación de Dios desde un suelo menos alto. A veces nos sentimos minúsculos ante tanta inmensidad.

Hace unos años, tuve la oportunidad de visitar Machu Pichu, una ciudadela inca del siglo XV, escondida entre las montañas y ubicada en la cordillera oriental del sur de Perú en una cresta montañosa de 7.970 pies. Esa experiencia de subir hasta lo más alto del monte Waynapicchu dentro de la ciudadela acompañada de personas desconocidas provenientes de todo el mundo, marcó uno de los momentos más maravillosos de mi vida. De igual manera, el ver todas las montañas alrededor y ver salir el sol salir justo en el centro de una de ellas me conectó con lo divino, y en cierta medida, fue un momento encarnado por Dios. Pensemos en momentos similares que hemos tenido en la vida al subir una montaña y reflexionemos en esa travesía.

Machu Pichu Peru 72px
Photo by Lyssette N. Pérez. Used with permission.

MIQUEAS

Reflexionemos sobre esta travesía recorrida por la recién embrazada María a la par de lo que dice los primeros versos del capítulo 5 de Miqueas. El profeta Miqueas describe a Belén como la más pequeña entre las familias de Judá y como uno de los pueblos más antiguos de la región. De Belén saldría quien reinaría y pastorearía sobre Israel con la majestad del nombre de Dios, y sería engrandecido hasta «los confines de la tierra» (Miqueas 5:2ª-5).

A veces leemos estos versos de Miqueas muy a la ligera, y no nos percatamos en cómo el profeta anticipa y describe la plenitud y magnitud de Dios. En estos versos podemos ver cómo el profeta toma la delantera en narrar cómo Dios no solo se encarnaría en Jesús (como lo interpretamos desde la perspectiva de la cristiandad), sino que Dios se iba a encarnar desde Belén hasta «los confines de la tierra»; o sea, Dios se encarna en todo el espacio creado. Cuando Dios se encarna trae paz como dice Miqueas 5:5.

Al leer a Miqueas a la par del Evangelio, es casi inevitable comparar la travesía de la vista de María a Elizabet con el trayecto que María, casi a punto de dar a luz, transitó junto con su esposo José para ir a Belén. Conocemos bien la historia, María y José fueron a Belén, su pueblo de origen, para ser contados en el censo que el emperador Augusto ordenó en ese tiempo. Aunque no hay certeza de esto, es posible que María y José siguieron la misma ruta (o una parecida) a la travesía que hizo María para visitar a su parienta. María y José llegan a su pueblo natal en otro tiempo y otro momento y le dan la bienvenida al amor encarnado de Dios a través de un bebito, llamado Jesús. Yo veo a Dios encarnado en todo ese espacio y tiempo.

HEBREOS

Si reflexionamos en la lección de los Hebreos a la par de Miqueas y Lucas, podemos ver cómo el desconocido autor de Hebreos describe cómo Cristo interpreta lo que Dios quiere. Cuando Dios se encarna en el mundo a través de Cristo, hay un impacto en cómo no relacionarnos y respondemos a Dios. Hebreos cita a Cristo diciendo que Dios ya no quiere ofrendas de sacrificios, como era la forma de los judíos de conectarse con Dios para liberarse del pecado.

En lugar de sacrificios de animales, el Dios encarnado en Cristo provee algo nuevo y diferente (Hebreos 10:9). Dios provee un espacio para tener una relación con el ser humano. Dios se encarna en todo lo que somos, y eso nuevo es que como seres humanos nos podemos consagrar a Dios para ser su voluntad en la tierra así como lo hizo Jesucristo. (Hebreos 10:10) El amor de Dios encarnado en cada ser humano, crea algo nuevo y diferente, una relación directa con Dios.

Dios se encarna en todo lo creado. En medio de la incertidumbre, dudas, expectativas e incógnitas en medio de la conversación de María y Elizabet. En las montañas que rodeaban su medio ambiente. Y a través del tiempo y espacio entre el pasado (Miqueas), el presente (Lucas) y el futuro (Hebreos).

SOBRE LA AUTORA

Lyssette perez

La Revda. Lyssette N. Pérez ha estado en el ministerio por más de 25 años. Actualmente se desempeña como pastora en la Iglesia Metodista Unida Oasis en Pleasantville, Nueva Jersey, una congregación hispana / latina que sirve a la comunidad de varias maneras. La Revda. Pérez también es presidenta del caucus de abogacía metodista hispano / latino conocido como Metodistas Asociados Representando la Causa de los Hispanos / Latinoamericanos (MARCHA); presidenta del Grupo de Desarrollo de Estrategias Interétnicas (IESDG, por sus siglas en inglés) y miembro de la Mesa Conexional.

Anteriormente, sirvió en la Iglesia Metodista Unida de Rockaways, una iglesia multicultural y reconciliadora, en Rockaway, Nueva Jersey. Ella además sirvió en Ia Iglesia Metodista Unida de Asbury, en Camden, Nueva Jersey, una congregación africana e hispana / latina en un entorno urbano. También trabajó durante tres años en la posición equivalente a la de directora de Ministerios Conexionales de la Conferencia Anual Extendida de Nueva Jersey. La Revda. Pérez prestó servicios en la oficina de América Latina y el Caribe y gerente de la Misión Honduras, durante 6 años, en la Junta General de Ministerios Globales (GBGM, por sus siglas en inglés).

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